«Porque los límites, como el miedo, a menudo son sólo una ilusión». Entonces, ¿por qué aceptarlos sin más? Y si somos nosotros mismos quienes nos los imponemos, asumiendo unas creencias probablemente infundadas, ¿por qué no rebatirse? ¿Por qué no tomar distancia? Encerrados en nuestra propia visión, tendemos a buscar ejemplos que confirmen cada una de nuestras creencias. El instinto de protección que se dispara cuando nos sentimos acusados, puede ser la chispa que nos lleve a justo lo contrario; a saltar como un resorte para demostrar lo injusta y arbitraria que es esa acusación. Y esa era la propuesta: tomar distancia, acusarse como lo haría un rival malintencionado, y regresar para rebatir con argumentos esas acusaciones.
Y cómo rebatirlas:
1.- Con evidencias: Cuando hemos elaborado una teoría acerca de nosotros mismos o de nuestra competencia, seguir buscando ejemplos que la confirmen, en realidad, no sirve de nada, pues son sólo eso, ejemplos, ocurrencias que no sirven de demostración de nada.
Del mismo modo que una racha de victorias no nos hace invencibles, una serie de fracasos no nos convierte en ineptos. Para retrasar lo más posible el momento de la derrota, es recomendable buscar las opciones por las que pasaría una hipotética derrota. Quizás sea poco probable, pero al fin y al cabo posible, y ser consciente de algunas de las sin duda múltiples causas que podrían conducir al fiasco, será el primer paso para poder neutralizarlas. Igualmente, buscar las opciones por las que pasaría una hipotética victoria conducirá de forma irremediable a que nos demos cuenta de que no es tan improbable, y será el primer paso para encontrar una manera de alcanzarla (o más de una).
Si realmente quieres hacer algo, encontrarás la manera; si no, encontrarás una excusa. – Jim Rohn
Cualquier ejemplo de incumplimiento de una teoría es suficiente para demostrar su falsedad. Y son muchos los lugares donde probablemente podamos encontrar esa, o esas ocurrencias que desmienten que algo sea imposible (otros ya lo hicieron antes), o que nosotros no seamos capaces (nosotros ya lo hicimos antes). Pero incluso cuando no lleguemos a encontrarlas en el pasado, ¿cómo demostrar que no será posible lograrlo en el futuro? Bastará con que alguien lo logre una sola vez para que la teoría, y el límite, queden desbaratados. Y si no que se lo pregunten a Sir Roger Bannister con su histórico límite humano de correr una milla en menos de 4 minutos. O a cualquier ex-plusmarquista.
Y cabe destacar que todos somos ex-plusmarquistas; de nosotros mismos. Siempre hubo algo que fue imposible para nosotros, hasta que dejó de serlo, hasta que demostramos que esa teoría era falsa. Insistir en buscar ejemplos que confirmen una teoría falsa, o no demostrada, lo único que hace es contribuir a distorsionar la realidad. Cuando lo único que sería posible probar es la falsedad de una hipótesis, el catastrofista sólo se fija en las ocurrencias que la apoyarían, mientras obvia justo las que la desmienten.
2.- Con alternativas. La explicación de un fracaso puede no ser única, y no precisamente la más malintencionada. ¿Hay una forma más destructiva de plantearse las situaciones? Un fracaso pasado pudo deberse a causas que ya no están presentes. ¿Por qué insisto entonces en la permanencia, cuando es evidente que el momento es distinto, que el contexto también ha cambiado desde entonces, y que ni siquiera yo soy el mismo? Pero fundamentalmente, todo puede cambiar si mi actitud es la de empeñarse en hacer que todo sea distinto. Porque precisamente en lo incierto de la realidad, en la infinidad de factores que la moldean, reside la falsedad del pesimismo, porque existen infinitas alternativas que conducen a resultados, por lo menos no tan malos como nos los pintamos. Y para muchas de esas alternativas, nosotros también tenemos algo que decir.
3.- Observando las implicaciones. Y aunque sea cierto que no tengo demasiadas probabilidades de conseguirlo. ¿Por qué tengo que ser catastrofista en cuanto a las consecuencias? Realmente, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Cuáles son las probabilidades reales de que se dé ese fatídico alineamiento de planetas que yo ya estoy dando por seguro? Y en cualquier caso, entre la persona que hizo todo lo que pudo por conseguirlo, y la que se rindió sin haberlo intentado de verdad, ¿con quién te quedarías?
4.- Y atendiendo a la utilidad. No se trata de adoptar un optimismo ilusorio e irreal, del mismo modo que evitamos caer en el pesimismo y el catastrofismo, precisamente por ser ilusorios e irreales. Pero si lo que buscamos son los mejores resultados, ¿qué tendencia nos capacitará más para lograrlos, la que nos frena, o la que nos empuja?